EL REY Y SUS CUATRO ESPOSAS Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. El amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba de ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Solo le daba lo mejor. También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro. También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles. La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, el no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella. Un día el rey se enfermó y se dio cuenta que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: “Ahora tengo cuatro esposas